A la hora de dar comienzo a un nuevo proyecto de diseño, el tratamiento del color es un factor fundamental. Más allá de una interpretación física o química de la percepción visual, el color es una fuerte herramienta de comunicación y se puede utilizar para influir sobre el estado de ánimo y las conductas. Tienen el poder de intervenir en nuestra forma de pensar y en nuestros sentimientos o emociones. Es en este aspecto donde entra en juego la psicología del color, pues es la técnica que estudia los colores en relación con el comportamiento humano.
A lo largo de la historia los colores han ido adquiriendo distintos significados, tanto por su connotación cultural como por las distintas variedades artísticas generadas hasta el momento. Pero esta percepción del color también cambia en base a la evolución no solo social, sino también personal. Es por ello que las personas percibimos los colores de manera distinta a medida que crecemos.
Esta perspectiva psicológica entre el efecto y la reacción que el color provoca en el espectador nos indica que, como parte de nuestro lenguaje cotidiano, es común hablar de colores cálidos, como el rojo, el amarillo o el naranja, que pueden suscitar distintas reacciones positivas como la calidez, creatividad, o negativas como la hostilidad o el enfado. O, por contra, también solemos hablar de colores fríos, como el verde o el azul, que suelen provocar una sensación de calma, pero también tristeza.
De lo anterior deriva la importancia de tener en cuenta en la creación y el diseño de un espacio la integración del color en base a todo lo que queremos proyectar en él, las sensaciones que queremos generar, quien va a ocupar ese espacio o para qué clase de personas va dirigido, además de las características tridimensionales del mismo. A través de la composición cromática utilizada, por ejemplo, la habitación puede dar sensación de amplitud, altitud, calidez o viceversa, entre otros adjetivos que podrían definir al espacio por medio de la intervención de dicho elemento.
Para los diseñadores es vital manejar la escala cromática y conocer las técnicas de la psicología del color para estimular a nuestros clientes a través del color y conseguir crear emociones en ellos. El impacto visual de nuestras creaciones es primordial para conseguir generar las sensaciones que nuestros clientes demandan a través de toda la información que nos proporcionan.
El color dentro del diseño de interiores, además de un conducto de comunicación en los espacios, también es un factor de distinción y de personalidad. Y, al igual que define a muchos pintores como Van Gogh o Matisse, el color también caracteriza y singulariza nuestro trabajo.